¿Choque de culturas?

Ya he comentado que en mi casa se habla Spanglish. Mi marido no es sólo canadiense para el idioma, sino que la cultura anglosajona se saborea por cada rincón.

Lo que a muchos les podría producir conflictos y dolores de cabeza, lo hemos transformado con mucha paciencia y entendimiento en algo positivo y enriquecedor para toda la familia. O eso es a lo que aspiramos cada día. Por supuesto, en todo hay pros y contras, y a veces las cosas no son fáciles pero apostamos por lo que hacemos.

Me encanta que puedan recibir la tranquilidad y calma con la que mi mother in-law (la suegra de toda la vida) ha educado a sus hijos. Ella es dulce, reposada, no habla a gritos y sin embargo, los niños respetan sus límites a la perfección. Adoro que sean niños espontáneos, curiosos y con chispa (traviesillos, podríamos decir); algo que les ha transmitido mi madre con su naturalidad pasmosa.

Reciben la mentalidad emprendedora y la falta de temor al fracaso tan característica de los norteamericanos, pero están en contacto con sus raíces y apegados a su familia, como buenos niños mediterráneos que son.

Me gusta que en un mundo global, mis niños puedan entender que tienen todas las opciones del mundo, que pueden ser como quieran, que lo diferente es bueno y natural. Me gusta que tengan un HOGAR, que puedan encontrar su sitio en diferentes lugares. Ojalá puedan ser empáticos y flexibles. Como su padre.

Deseo que no tengan demasiados conflictos en su cabeza ni en su corazón, que vean que el choque de culturas se resuelve haciendo que haya un hueco para una y para otra.

¿Qué pensáis de la educación multicultural?

Nota: fotos del disco duro familiar.

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