Aunque el trabajo no define quiénes somos, algunas personas hemos podido trabajar en campos a los que nos sentimos conectados en un plano un poco más íntimo. Son los llamados “trabajos vocacionales”, en los que nada es un paseo entre flores, pero en los que se suele invertir mucho personal aparte de la profesionalidad que exija.
Vocation is not vacation.
Es algo que aprendí hace mucho tiempo. Elegí Educación, aunque siempre he sentido curiosidad por muchas otras cosas y, creo que me habría encantado profundizar en diferentes campos y habría sido igualmente feliz. Pero elegí ser maestra. Y decidí serlo porque me parecía importante implicarme en la construcción de un futuro mejor, ser parte activa de los cambios que me gustarían ver en el mundo que vivo.
La Educación tiene que cambiar en este país, en este mundo. No podemos pretender enseñar asépticamente nuestros contenidos. No podemos enseñar NADA sobre Biología o fechas de Historia si no somos honestos y planteamos los temas realmente complicados.
En un mundo polarizado, en la que se sigue oprimiendo a los de siempre mediante técnicas más sutiles que cada vez más se vuelven a la agresividad frontal, no podemos pretender ignorar nuestra responsabilidad una vez más.
Familias, hablad con vuestros hijos. Tened conversaciones sobre temas que importan. Quizás pensamos que el problema del racismo en la sociedad sólo está en los Estados Unidos, pero… ¿habláis con vuestros hijos de los gitanos?, ¿corregís a las personas que os rodean (amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo) cuando hacen comentarios racistas o chistes?, ¿o simplemente te callas?
No es momento de silencio. Es momento de salir de nuestro caparazón seguro y hablar. Pronunciarnos por la justicia social. No va a venir porque sí. Es algo por lo que vale la pena luchar. La lucha está en nuestros actos, en nuestras palabras, en nuestras intenciones y en nuestra educación. Edúcate a ti mismo, deconstruye tu racismo, construye y sé constructivo en tu familia, grupo de amigos o en clase con tus alumnos. Saca temas difíciles. Busca conversaciones incómodas.
Ya no vale el silencio. ¿Qué tienes que aportar tú? Empieza tu proceso y construye en el de otros. Es TU responsabilidad si quieres un mundo realmente justo y verdaderamente mejor.