Así siento que camino a veces, sobre la cuerda floja, haciendo equilibrios delicados entre lo real y lo imposible. Estos meses han sido un camino lleno de obstáculos, de porrazos tremendos, de inestabilidad, estrés y trabajo. Claro que también han sucedido cosas buenas, momentos gloriosos y he tenido estabilidad (sobre todo respiros familiares y abrazos…menos mal).
He aprendido mucho sobre la importancia de la comunicación. No sólo basta con que yo comunique y los demás me comuniquen a mí. Afecta a mi persona el hecho de que mi entorno no sepa comunicarse con los demás. Afecta a mi trabajo, afecta a mis relaciones sociales, a mi bienestar, a lo que están a mi alrededor, a mis hijos, a mi marido…
¿Cómo podemos mejorar nuestra comunicación con los demás?
- Lo primero de todo es: no tengas miedo. Comunica lo que debas, sin miedo, con buena actitud, con empatía… pero sin miedo que anule o envuelva el mensaje en una neblina incomprensible.
- No presupongas nada. Explica muy bien tus expectativas, lo que esperas del otro o de un trabajo o de lo que quiera que estés tratando en ese momento. Por muy obvio que parezca, da pelos y señales. Evitarás millones de confusiones y malentendidos a posteriori.
- No pierdas de vista el objetivo final. No te vayas por las ramas, ni te enredes en nimiedades. Explica de grande a pequeño. Es decir, asegúrate de que han comprendido la idea principal…los detalles se pueden (y se deben) aclarar después.
- Si es a ti al que te están explicando algo, escucha atentamente y pregunta sin miedo cualquier duda que te surja. Si eres el comunicador y no el receptor, despeja las dudas de éste. Mantén las coletillas de: ¿alguna duda? ¿tienes alguna pregunta? para romper el hielo y favorecer el diálogo. A veces cuesta preguntar si la otra persona te intimida, aunque sea sin querer.
- Tu actitud es importante. Sé amable, sé claro, sé firme, sé cercano…
- Antes de comunicar, es importante tener claro en tu mente el contenido. Organiza tu mensaje.
¿Cómo afecta la falta de buena comunicación?
- Dificulta la consecución de los objetivos.
- Retrasa el trabajo o entorpece el proceso.
- Crea un mal ambiente de trabajo, ya que esperas algo de los demás que quizás ellos desconocen. “No cumplen con su trabajo” porque no se les ha explicado en qué consiste.
- Genera ansiedad, frustración y enfado.
- Destruye el trabajo en equipo y la confianza en los demás.
- Propicia mal entendidos, que en ocasiones no pueden aclararse más tarde.
Repito lo que ya he dicho en otras publicaciones: no soy psicóloga, ni experta, ni tengo todas las respuestas ni la mayor experiencia del mundo. Estas son mis observaciones y los consejos que me doy a mí misma. Los comparto por aquí con la intención de ayudar a quien le venga bien y recibir vuestros consejos.