Recuerdo con cariño todos los viajes que he hecho a Burganes, un pueblito al lado de Benavente (Zamora). Una de mis mejores amigas está viviendo allí. La primera vez fui sola con ella. Fue un fin de semana de chicas divertidísimo con paseos por el río, salidas nocturnas, familiares peculiares…
Otra de las veces fui con “mi-novio-entonces-ahora-marido”, un amigo, mi hermana y mi amiga. Y es de este viaje del que os pongo fotos. Empezando por el viaje, que fue una juerga, con equivocación de camino incluida. No preguntéis cómo, pero acabámos pasando por el castillo de Peñafiel.
Muy bonito, sí, pero tardamos unas dos horas más de lo normal en llegar. Claro, que igual tenía algo que ver que nuestro amigo, el conductor de primera, preguntaba por “Brunete” y no “Benavente” en cada cruce de camino.
Es el viaje de la Banda Sonora de “Garden State“, el viaje en el que descubrí cuánto me gustaban The Shins (en la canción de arriba) o los suaves Iron and Wine
Aunque a nuestro amigo la música que le gusta es otra, y hacíamos breves concesiones para que sus oídos descansasen.
Fue el viaje de bailar salsa sin saber, el viaje de reírnos a carcajadas hasta que nos dolía la tripa, de tomarnos el té mañanero en buena compañía y con estas vistas…
Campos infinitos, cielos azules, aire helado… Hablar de todo y de nada envueltos en una manta zamorana.
Y uno de los momentos mágicos fue la excursión al lago de Sanabria. Recuerdo la necesidad (como madrileña que soy) de descalzarme y tocar el agua, a pesar del frío de fuera y del lago helado.
Y si pienso en Sanabria, en la tortilla de patatas y chorizo de la señora Obdulia, en la risa sincera de mi amiga, en las melodías que cantamos a gritos o en susurros, en la amistad que los años no destruye… se me escapa una sonrisa.
Mágico Sanabria.