Septiembre se acaba, el verano termina y con el mes de octubre empieza el cambiante otoño. Fresquito por las mañanas, solecito a mediodía, chaquetas puestas, abrigos en la mano…
Es el ambiente perfecto para catarros, gripes y otros males comunes. Por mi profesión tengo que cuidar mucho mi voz, así que quería compartir con vosotras un par de truquillos.
* Llevar siempre fular o pañuelo. Parece una tontería pero es rápido, fácil, eficaz y además, estiloso. Los puedes combinar con todo, caben en cualquier bolso mejor que las chaquetas y evitan el frío directamente en la garganta. Son mi imprescindible, sin duda.
* Infusiones de tomillo. En el Conservatorio estábamos obligados a tomar este “brebaje” que quita las mucosidades del tracto digestivo, desinfecta y calma, alivia la bronquitis y el asma. Mano de santo. El sabor es peculiar; se puede mezclar con otras cosas para disfrazarlo si no te gusta mucho. Lo tomo hasta en verano, fresquito. Uno de mis mejores aliados para no acabar con mi voz cascada desde principio de curso.
* Infusión de jengibre. Las embarazadas ya conocemos las propiedas del jengibre para las náuseas; si no las conoces, te invito a que pruebes. Pero también es muy bueno como remedio natural contra los síntomas de gripe y la tos. Cuando empiezo a toser, tomo mi infusión de jengibre regularmente para que no se me irrite la garganta.
* Té, con miel y limón o con miel y leche. Remedio natural para constipados, congestiones, gargantas irritadas y bolsillos ajustados. No digo que “cure” pero ayuda mucho a aliviar síntomas.
* Cuidado con los caramelos de menta, que no ayudan para nada a la garganta, sólo resecan más.
Ahora yo sí estoy preparada… bienvenido, Otoño.