Otro año de incertidumbre. Parece que estamos atrapados en el Día de la Marmota.
Como siempre, ir a Portugal ha sido el paréntesis necesario para respirar, llenarnos de energía, liberar estrés y pasarlo bien. Desde el océano hasta la música, los paseos por los acantilados y el comer bien, la arena, el sol, los amigos preciosos y el deporte… todo es una pausa en el camino de locos que están siendo estos últimos años.
Lo que tampoco quiero es centrarme en todo lo negativo que ha tenido este 2021, que no ha sido fácil para la mayoría de la gente que me rodea. Ya no estamos tan asustados por las situaciones que han surgido, ahora estamos agotados. Es complicado tratar con todas las emociones contrarias que tienen las diferentes personas y conseguir que el amor y el respeto sea lo que llevemos por bandera.
Tal vez si teletrabajas, haces homeschool o vives en un sitio apartado y chiquitito todas las emociones ajenas son más fáciles de gestionar. Si trabajas con niños, por ejemplo, no es tan sencillo. Cada niño viene con una familia que tiene creencias diferentes, miedos distintos y estándares a veces opuestos entre sí. Todos quieren a sus hijos seguros y felices. Todos tienen formas diferentes de interpretar cómo se consigue eso.
Igual pasa en una oficina, en la puerta del cole de tus hijos, en las tiendas o los gimnasios…. Está siendo una lección dura para las sociedades.
Una de las cosas más preciosas que me ha dejado este 2021 es el reencuentro con preciosas mujeres de mi adolescencia, a las que guardaba mucho cariño pero con las que no mantenía mucho contacto. Volver a vernos de forma regular está siendo un regalo. Y aprendo muchísimo de ellas, aunque el objetivo de vernos sea una charla mientras tomamos un buen vino. He conocido también a otras mujeres increíbles, más jóvenes que yo, con una claridad y frescura que me despierta y me hace mucho bien.
He visto a amigas pelear por sus sueños, superar las pruebas y conseguir lo que necesitaban de la vida. Después de muchas dificultades lo han logrado y su triunfo me llena de aliento. Alegrarse sinceramente por el éxito de los demás es algo maravilloso.
He podido disfrutar de amistades sinceras en familia, pasar otro verano en nuestro lugar que ya es un poquito el de mucha gente y en el que cada año vamos trenzando más hilos conectores. Tener amigas que están en lo malo pero también en la alegría, es un tesoro. Y si además son unas sabias de la vida… ¿qué más se puede pedir?
También nos hemos reencontrado las amigas que vivimos lejos. Cada una en un país diferente, pero siempre tan cerca. Compartir nuestros cambios vitales durante tantos años nos ha hecho crecer y unirnos más.
Hay muchas cosas buenas sin duda, he aprendido a apreciar cada segundo con las personas que quiero. Ya lo valoraba, pero ahora intento disfrutarlo todavía más. No todo ha sido bueno en este año, he perdido gente. He roto lazos con personas queridas. Las situaciones difíciles dividen o unen, separan o acercan… Los procesos de ruptura, no son lo mío. Los llevo mal. Al igual que las despedidas. Pero es algo que estoy aprendiendo en 2021, en cursillo intensivo: aprender a resignificar las separaciones.
Me cuesta, no te voy a engañar. Por mí, viviría sin conflicto. Y eso no es posible, el conflicto es necesario para crecer. Intento ser madura en cada NO o ruptura, intento ser empática y no caer en el victimismo o la furia, pero a veces me cuesta. Me cuesta soltar y dejar seguir a cada cual su camino… por mucho que yo crea que es el equivocado. Me duelen a veces la forma de expresar sus ideas que tiene la gente, juzgando a otros, acusándolos de cosas terribles. Pero es lo que pasa en momentos de crisis y tensión. La gente se olvida de que la persona con la que discute es su igual. Y deshumanizar nos roba el corazón por los demás.
Aunque faltan unos meses para que el 2021 acabe, ya sabéis que yo vivo en calendario escolar, así que septiembre es mi comienzo y agosto suele ser mi final.
Deseo que el año que viene, las aguas se calmen, los huracanes se vuelvan brisa fresca y las personas podamos ver la luz al final de este túnel que se está haciendo tan largo.
¿Y si me contáis algo bueno que hayáis vivido en este 2021?
Los reencuentros, el volver a ver a la familia, las amigas… Para mí ha sido importante, porque aprendes a valorar a la gente que tienes alrededor.
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¡Qué alegría leerte! Sí, creo que estos dos últimos años hemos aprendido a apreciar y darle el valor que merecían a las personas y libertades que tenemos en nuestra vida. Un abrazo y feliz septiembre. 😊
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